Renta Básica Universal: el fin de la esclavitud
Génesis 3:19. Ganarás el pan con el sudor de tu frente.
Políticas de empleo
Si esta larga crisis, que se ha convertido en permanente, no hubiera sido más bien una estafa, y nuestres banqueres, polítiques y grandes empresaries hubieran tenido buena voluntad, al menos habrían reducido la jornada laboral y hubieran forzado así una mayor contratación. Esto, que parece de sentido común, tiene como contestación de les trabajadores el temor a la bajada de sueldo: «Nadie quiere que le reduzcan el sueldo». Cierto. La cuestión es que de todas formas se han reducido los sueldos trabajando más horas.
Esta situación coincide, además, con un mayor enriquecimiento de los más acaudalados, lo que nos hace sospechar que no es cuestión de «carencia», sino de que el capital está cada vez más concentrado. O lo que viene a ser que, en virtud del abaratamiento de la mano de obra, las grandes empresas ganan cada vez más, mientras no solo los desempleades están pasándolo mal, sino también los trabajadores precaries que no obtienen lo suficiente para vivir.
Tal como está el panorama económico y empresarial en nuestro país, no creo que hayamos llegado todavía a la situación límite respecto al trabajo, o que no se pueda bajar la cifra de parades por debajo del 8% como antes de la crisis. Tanto la Administración pública como la empresa privada – especialmente las grandes corporaciones-, podrían dejar de asfixiar a les trabajadores en activo contratando más gente y haciendo reducción de jornada, sin necesidad de bajar los salarios, visto como aumentan los beneficios en muchos sectores. Y ya de paso, se dar un mejor servicio a usuarios, pacientes, clientes, etc.
Pero a pesar de lo dicho, que duda cabe de que gracias al desarrollo de la tecnología, especialmente de la robótica, y al previsible y necesario descenso de la producción[1], en breve no habrá empleo ni para la mitad de la población. Esta tendencia irá en aumento hasta la total desaparición de los trabajos más mecánicos, tediosos y peligrosos, como mínimo.
En esta descripción, que solemos utilizar como preámbulo les que defendemos la Renta Básica Universal, coinciden un gran número de personas: “Los robots nos van a quitar el trabajo, ¿de qué viviremos?” En lo que parece más difícil ponerse de acuerdo, es en el modo de resolver la falta de empleo: frenando el avance tecnológico, distribuyendo el trabajo que hay, levantando suburbios en los que recluir a les pobres, imponiendo el control de la natalidad, creando guerras… De todas las ideas que surgen, la que más nos encaja es la de la Renta Básica Universal, porque significa que todo el mundo: riques y pobres, empleades y desempleades, hombres y mujeres; y de modo individual, incondicional y suficiente, cobremos del Estado (u otro organismo público infra o supraestatal), un sueldo vitalicio que cubra nuestras necesidades básicas.
Distintas vertientes de la Renta Básica
Esta idea, que en realidad es antigua, ha reaparecido con fuerza en la segunda década del presente siglo ante la evidencia de la dirección que llevan los acontecimientos. Pero no todas las Rentas Básicas que se proponen están planteadas del mismo modo: algunes de les neoliberales que la apoyan, la ven como un sustitutivo de los servicios público, o sea un «les damos una renta y privatizamos la sanidad, la educación, etc». En nuestra versión, más progresista, la RBU es un apartado totalmente diferente al de los servicios públicos, que indudablemente deben ser mantenidos.
Por otro lado están les que proponen otros modelos, que aunque denominados del mismo modo Renta Básica, son otro concepto bien distinto, como por ejemplo: subsidios durante el tiempo que dure la situación de desempleo, rentas suplementarias al núcleo familiar que no cuente con ingresos suficientes, ayudas condicionadas a programas de formación o de búsquedas activas de empleo, ayudas por tiempo limitado, etc.
De hecho, actualmente, las Comunidades Autónomas tienen competencias para asignar un tipo de ayudas monetarias, que en algunas se denominan también Renta Básica, y que estarían encuadradas en el último bloque que hemos descrito.
Fundamentalmente estas supuestas Rentas Básicas, o subsidios, ayudas, etc., llevan el signo de la caridad, la humillación y la insuficiencia, además de ser incompatibles con cualquier trabajo remunerado. Lo que provoca que no resulte interesante para el beneficiario aceptar un empleo temporal o de jornada reducida, ya que perdería la prestación.
Problemas morales
La idea de la Renta Básica Universal tiene muchos flecos, el primero de ellos cómo se va a financiar, la famosa pregunta: ¿De dónde va a salir el dinero? Pero aunque sea un aspecto importante desde el punto de vista práctico, no voy a responder en este artículo a esa demanda; por el momento me interesa más describir las respuestas y dudas que he visto en las mentes de algunas personas cuando se les menciona la posibilidad de implantar la RBU.
La primera reacción en muchos casos es de incredulidad acompañada de risa: “Ya, y nos van a dar un sueldo por la cara”. Te miran como si estuvieras loca o con sonrisa benévola por tu ingenuidad. Cuando confirmas: “Sí, así es”, empiezan los problemas morales; no en vano he comenzado el post con la maldición bíblica del Antiguo Testamento.
Les que hemos sido educades en la moral judeo-cristiana hemos mamado este código y lo tenemos grabado a fuego, siglos de memoria histórica operando en nuestras conciencias: no podemos aceptar algo que no nos hayamos ganado sudando la camiseta. Otra variante de la misma maldición son les “juzgadores”, les que consideran que les “vagues” no tienen ningún derecho –elles no lo son, obviamente-. Les que, superando la vertiente religiosa, piensan que el trabajo dignifica y por tanto si no te dedicas a ello en cuerpo y alma te conviertes en un parásito social; les que creen en la lucha de la clase obrera, y si ya no hay clase obrera qué será de su lucha…; y hasta algunes místiques para los que los alimentos saben mejor cuando los cultiva cada cual, o al menos cuando han sido ganados con esfuerzo.
Así, frente a la sola representación imaginaria de un mecanismo que podría cambiar el paisaje social y liberarnos de la esclavitud del empleo remunerado, aparecen las creencias que cada cual tiene acerca del mundo, la sociedad, los seres humanos, el futuro, etc. En la mayoría de los casos, creencias poco halagüeñas.
Por otro lado, también es cuestionable que la calificación de las personas en las categorías de vagues o productives, útiles o inútiles, se determine en relación a si se recibe algún emolumento por la actividad o no; de modo que alguien que trabaja todo el día, podrá ser calificade de improductive por la mirada social, si dicha actividad no es remunerada. Recuérdese el viejo conflicto del ama de casa, por poner un ejemplo.
Profundizar sobre la acción humana.
Lo que creemos de nosotres mismes es poco afortunado: si nos dan dinero sin trabajar no haremos nada, ¿quién hará los trabajos más duros o peor valorados? Pasaremos el día viendo la tele. Nos daremos a la bebida y/o las drogas. Nos deprimiremos por no tener nada que hacer…
¿Por qué nos apoyamos en estas ideas cuando tenemos tantas muestras de lo contrario? Solo hay que observar la cantidad de actividades no remuneradas que realizamos los seres humanos, para darnos cuenta de que nada más lejos de la realidad. Repasemos: cuidado de personas; voluntariado en distintos campos; actividades artísticas, culturales, científicas, sociales, reivindicativas, políticas, espirituales, religiosas, formativas…, diría que es más bien lo contrario: los seres humanos estamos deseando aportar cosas al mundo, ser partícipes del momento que nos toca vivir, aprender, sentirnos útiles ayudando a otres.
Pero supongamos que me equivoco, supongamos que la máxima aspiración de los miembros de nuestra especie es convertirse en vegetales, tumbarse en el sofá de casa y ver la tele, o colocarse todos los días, o hacerse miles de selfies para subirlos a las redes sociales… Pues será muy triste pero quien así actúe estará en su derecho, cada cual podrá aplicarse a lo que quiera sin la mirada censora.
En el fondo, creo que no somos capaces de ver el cambio de mentalidad y de vida que la implantación de la RBU supondría, de la liberación que experimentaríamos. Nos sucede como en la película Cadena Perpetua, que estamos institucionalizades, y aunque vivamos en una prisión y nos ofrezcan la libertad, no nos podemos ni imaginar otra vida distinta de la que tenemos planteada, distinta de la que conocimos en nuestra infancia y juventud. El trabajo, casi siempre odioso, justificaba nuestras vidas, era la forma de participar y cumplir un rol en la sociedad, de tener un sentido. ¿Cuál será ahora nuestro sentido?
Les propongo un ejercicio: traten de imaginar, de representar como se sentirían si tuvieran todas las necesidades resueltas, qué harían, qué creerían, cómo vivirían. Denle una vueltita al tema, si es que sus obligaciones les dejan tiempo para pensar.
To be continued
[1] Por razones medioambientales y de racionalización de recursos (fin de la obsolescencia programada, p.e.), y por razones de inteligencia (fin de la industria armamentista, p.e.)
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