Refugiados o la repugnante insolidaridad de Europa
¡Aaaaaahhhhhh! Y grito y grito, en un chillido silencioso que clama al cielo; y le exijo a los dioses y al universo que paren esto de una vez, que no continúe el maltrato, los ahogamientos, las violaciones, las desapariciones, el abandono, la miseria, la indiferencia… Y sale la predicadora que llevo dentro que amenaza: «Gobernantes de Europa, arderéis en el infierno por el mal que estáis causando, por estar haciendo una de las mayores cagadas de la historia, por estar plantando la semilla del odio para las generaciones venideras.»
Si hay un tema en los últimos años que me hace perder los papeles, maldecir, expulsar por la boca sapos y culebras, y hasta gestar un alien en las entrañas, es la cuestión de los refugiados y el comportamiento de Europa al respecto.
Legalidad
Qué los gobernantes europeos están incumpliendo todas las normas nacionales e internacionales escritas, y las no escritas: morales, éticas, religiosas, y hasta las de urbanidad; es algo incuestionable para la mayoría. Dando un pequeño repaso:
- La Declaración Universal de Derechos Humanos que contempla el Derecho de Asilo en su artículo 14.
- Tratados Internacionales como el Convenio de Ginebra de 1951 y el Protocolo de Nueva York de 1967.
- Normas de la UE que recogen, también, los derechos de personas provenientes de zonas de conflicto: Convenio Europeo de Derechos Humanos, TFUE, y Directivas varias.
- Y ya dentro de nuestro hermoso país, la Constitución Española, en su artículo 13, la Ley 12/2009 de Derecho de Asilo que lo desarrolla; y demás Decretos.
Pero si de normas se trata, quizá sea el momento de preguntarnos quiénes somos y de dónde venimos, o quizá quiénes éramos. De preguntarnos qué pensarían nuestros padres y abuelos que vivieron los desplazamientos humanos de la segunda Guerra Mundial; qué aquellos que fueron emigrantes en otros países de Europa y de América.
¿Hemos perdido las buenas costumbres?, ¿la vieja hospitalidad con el extranjero, con el viajero, y con el necesitado? Esta antigua norma de hospitalidad, de acogimiento, muy anterior a la regulación del Derecho de Asilo, está proclamada por la mayoría de las culturas. Esta norma moral demuestra la inteligencia de la especie al reconocer la necesidad de ayuda mutua para la propia supervivencia. Demuestra la lucidez de los pueblos al vislumbrar las posibilidades que abre el intercambio de personas, ideas, formas. No gana sólo el acogido, también gana el acogiente, y por ello me atrevo a afirmar que las relaciones de solidaridad entre los seres humanos han creado los mejores momentos de florecimiento de la cultura, la ciencia y la investigación a lo largo de la historia.
Blindando Fronteras
Primero los de aquí, Make Europe great, again -Uy, que eso era EEUU-; el efecto llamada, la dificultad de integración, y la guinda de la tarta: entre los refugiados hay terroristas.
¿Usted ha elegido dónde nacer? Podría añadir a esta cuestión las de si ha elegido su sexo, su etnia, su lengua, su religión, etc. Casi hasta llegar al «¿usted ha elegido algo?», pero no ahondemos tanto y volvamos a la cuestión inicial. Creo que podemos estar de acuerdo en que nadie ha elegido su lugar de nacimiento. Podrían habernos preguntado: «¿Quiere nacer en París, Singapur o Sebastopol?» Habría estado bien, así al menos podrían recriminarnos y responsabilizarnos: «¡Ah, haber elegido Estocolmo en vez de Damasco!»
Que el lugar de origen de las personas sea un condicionante tan pesado en el mundo actual, es un atraso sin fundamento; que se restrinja la circulación de personas mientras se quitan barreras a la circulación de mercancías y capitales, es un despropósito al servicio de los intereses especulativos del capital y las grandes corporaciones. Y especialmente, que la industria armamentista campe a sus anchas por todo el planeta, creando guerras aquí y allá para vender sus diabólicos productos, es un grave problema que tendríamos que haber resuelto en el siglo pasado y que compromete el desarrollo de la especie.
Hace unos años me llegó al alma una entrevista que realizó una cadena de televisión a la entonces alcaldesa de Lampedusa, Giusi Nicolini. En ella decía, refiriéndose a los dirigentes de la UE: «Si pudieran le pondrían un muro al mar.» Quizá tanto como un muro no han levantado, pero sí han enviado a sus huestes de mercenarios (empresas privadas de seguridad y defensa) y han cerrado tratados con los gobiernos de Turquía y Libia, a los que han untado para que retengan a emigrantes y refugiados. El día que sepamos lo que están haciendo estos servicios de defensa nos echaremos las manos a la cabeza, si es que alguna vez sale a la luz.
Las fronteras en manos de la industria militar
¿Somos tan insolidarios?
Bueno, bueno, qué pasa en este post, ¿no es cierto que la Unión Europea se comprometió a acoger a 160.000 refugiados en 2015?
Entre todos los estados miembros sumamos más de 500 millones de habitantes, incluyendo todavía a Gran Bretaña; o sea, los asilados que se acordó amparar, suponen un 0,032% de la población europea, o lo que es igual 3,2 refugiados por cada 10.000 habitantes. ¡Ole, ole y olé! ¡Cuánta generosidad! Pero, ¡cómo no!, aquello fue un arranque de entusiasmo y dadivosidad, y por lo tanto no podía durar: nuestros pobres estadistas no habían calculado bien, aquello era imposible-de-cumplir. Y hete aquí, que a pocos días de que expire el plazo para traer a los citados 160.000, el próximo 26 de septiembre, nos encontramos con que varios de los socios no han reubicado y/o reasentado ni a la mitad de los comprometidos.
Por comparar algunos datos[1] de diciembre de 2016:
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- Jordania 6,6 millones de habitantes y 2,9 millones de extranjeros; de ellos 655.675 son Sirios huidos de la guerra -aunque según el gobierno jordano ascienden a 1,3 millones-.
- Líbano 4 millones de habitantes, 1 millón son refugiados sirios -también su gobierno apunta que son más-.
- En los 4 países fronterizos con Siria más Egipto se refugian más de 4,5 millones de sirios.
No abundaré más, las cifras hablan por sí solas.
El caso de España
Nuestro espléndido gobierno se comprometió a aceptar en 2015 a 17.337 refugiados, a punto de expirar el plazo para el cumplimiento, nuestro país ha acogido a 1.980 solicitantes de asilo -¡ahí es na!- Por supuesto, el Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación: uno de esos señores de los que usted me habla, declara que está haciendo TODO-lo-que-está-en-su-mano, pero es que es-MUY-difícil.
Puede ser que lxs espñaolitxs no tengamos capacidad de acogida, igual es que han decidido alquilar las habitaciones de los albergues y demás alojamientos disponibles en Airbnb. Necesitamos todo huequito disponible para alojar a los turistas que nos visitan por millones cada año, y claro, añadir a 17.000 refugiados supone un esfuerzo sobrehumano que no podemos asumir.
También podemos preguntarnos porqué otras administraciones -CCAA y Ayuntamientos- que se prestaron y prepararon para recibir refugiados no fueron escuchadas… Y yendo un poquito más lejos, ¿por qué no fueron esas mismas administraciones a buscarlos si ya estaban preparadas? ¿Por qué no se pusieron de acuerdo, por ejemplo, los ayuntamientos de aquí con los de las islas griegas? “¡Uy, uy, qué estás diciendo!: No tienen competencias”.
Podría continuar este artículo destacando la pérdida de habitantes en España en los últimos 5 años; hablando de las zonas casi deshabitadas en nuestro país, del envejecimiento de la población española… De la hartura de tanto turismo gamberro… Pero, sinceramente, no me parecen esas las premisas más importantes del caso: no hace falta un gran despliegue argumental para fundamentar que como sociedad debemos ayudar, debemos salvar todas las vidas humanas que podamos. Desde este post te pido que hagas lo que puedas: sal a protestar, colabora con quienes hacen algo, no te quedes indiferente.
¡¡¡¡Este mundo es de todxs y para todxs!!!!
Enlaces de interés:
[1] Según datos de la ONU publicados por Amnistía Inernacional.
[…] Crisis en la UE. Ese proyecto que inicialmente parecía tan posibilitario y favorable a las personas; ese espacio de Igualdad, Justicia, respeto a los Derechos Humanos; ese lugar abierto a la circulación de personas, al intercambio de ideas, a la colaboración científica y cultural, se está convirtiendo en un espacio blindado e insolidario con les foráneos y cada vez con más trabas para que sus mismes ciudadanes puedan desplazarse, trabajar o estudiar en otros países de la Unión. El Gran Proyecto se está quedando en una plaza de mercaderes a les que sólo les importa mantener el libre mercado y la libre circulación de mercancías y capitales, descuidando ostensiblemente el bienestar y la felicidad de sus gentes; fomentando la insolidaridad y la falta de respeto a los Derechos Humanos y a lo dispuesto en los Tratados Internacionales. Ver post Refugiados […]