NO a la Guerra
Preámbulo: No entiendo nada
Quizá sea mi mente obtusa la que no me permite entender qué pasa en las guerras ni cuál es su argumento. En la actual Guerra de Siria, por ejemplo y si mal no recuerdo, la agitación comenzó con los contrarios al régimen de Bashar al-Ásad que se lanzaron a las calles como ocurrió en Túnez al inicio de la Primavera Árabe. Este, por su parte, lanzó al ejército para defender su posición. La Unión Europea y Estados Unidos apoyaban al recién creado ejército rebelde –Ejército Libre Sirio-, y pedían la dimisión del gobierno de al-Ásad. Entra Rusia en escena apoyando al susodicho presidente sirio. Se lían entre ellos pero de repente aparece por allí también el Estado Islámico (¿?), que como son terroristas hay que combatir y además no se sabe muy bien con quién están o contra quién van –suponemos que van a su bola en su aspiración de crear el citado Estado-, ni quién les suministra las armas. Por si eran pocos, vienen a sumarse al sainete los kurdos que combaten a su vez al Estado Islámico y que apoyan al ejército rebelde. Para poner la guinda al pastel, libaneses de Hezbolá entran a apoyar al ejército oficial, junto con fuerzas iraníes.
Si no fuera tan triste diría que esto es como Encarna y la empanadilla, yo ya no sé quién es quién ni por qué lucha cada uno. Los malos del principio ahora son buenos por combatir al ISIS, Al-Asad sigue en su sitio, Rusia bombardea cuando le da la gana, Turquía también mete la mano y se lía a hostias con los kurdos, ahora los kurdos se alían con al-Ásad para que les libre de los turcos; la UE ya no se sabe con quién o contra quién está, EEUU con el cambio de administración achucha a la OTAN a participar más activamente en el conflicto; Israel se encuentra ojo avizor y con incidentes en sus fronteras… ¡Uffffffff! Pero si me dicen que lo he entendido mal y que todo es al revés: que los turcos son amigos de los rusos y que combaten a los israelíes que son aliados de los iraníes que a su vez son apoyados por EEUU mientras Siria intenta mediar en el conflicto, me lo creería. Me cuesta seguir las guerras más que un mal culebrón.
Pero bromas macabras aparte, no nos olvidemos de lo peor: la población sigue padeciendo este desmán y huyendo como y por donde puede. Ver post Refugiados.
Guerras
Poco, creo, debemos explicar acerca del deseo expresado en el título de este texto en forma de consigna. Las Guerras siguen siendo el mayor exponente de la estupidez y el infantilismo de nuestra especie y deberían haber quedado definitivamente superadas en el siglo pasado –como he señalado en otros artículos-. Sin embargo y contra los deseos de la mayoría de personas -que quizá no seamos tan estúpidas o infantiles como nuestros dirigentes-, han cobrado fuerzas renovadas en este siglo XXI.
Actualmente, además de la sangrante guerra en Siria, existen un buen número de conflictos armados de los que rara vez tenemos noticia en esta parte del planeta. (Ver más en el siguiente enlace de Acnur.)
A estos enfrentamientos debemos añadir las crecientes amenazas y tensiones entre EEUU y Corea del Norte, con sus correspondientes alardes y exhibiciones de material bélico, a los que se ha sumado Rusia, a ver quién los tiene más largos y de mayor alcance (los misiles, claro). Esto, junto con los recurrentes ataques terroristas en distintas partes del mundo, está creando un clima de inseguridad e inestabilidad que podría subir la temperatura de los conflictos y extenderse a más zonas del Globo.
Por último, la sospecha de que existe material nuclear descontrolado, es decir, fuera de la vigilancia de los estados, aumenta la posibilidad de que el armamento caiga en manos de algún «demente» o de sufrir algún accidente nuclear.
La industria armamentista
Si existe una industria debe existir un mercado. Se podría replicar que es porque existe una demanda que existe una oferta pero, personalmente, discrepo de esta premisa –como de tantas del sistema capitalista-: más bien al contrario, es porque existe un fuerte lobby de empresas armamentistas que se crean conflictos para dar salida a sus productos. Suena monstruoso, lo sé. Para la mayoría de la gente los sucesos deben seguir cierta lógica, es decir, estalla un conflicto porque existen motivos «serios» de confrontación o porque hay un grupo de malos muy malos que los crean. Pensar que el conflicto y el enemigo si no existen se crean solo para engordar a la citada industria es muy duro, y probablemente muchas mentes rechazarán esta idea.
Lo cierto es que en este mundo globalizado han aparecido nuevos enemigos según desaparecían otros. Después de la caída del Muro de Berlín, se dio por finalizada la etapa de la Guerra Fría y desapareció el temor al Fantasma del Comunismo, por tanto, debía aparecer otro Gran Enemigo Global que nos mantuviera en vilo y justificara los enormes gastos en Defensa de los distintos gobiernos: ahí estaba el Integrismo Islámico como fuerte aspirante al papel que, ¡cómo no!, le fue otorgado. Quedan también algunos enemigos y conflictos residuales de la etapa anterior como la comunista Corea del Norte, el conflicto palestino-israelí, y otros en África y Asia; suficientes para cubrir las necesidades del oligopolio armamentista.
En los últimos acuerdos firmados por los socios de la OTAN: Cumbre de Gales de 2014, confirmados en la cumbre extraordinaria de Jefes de Estado y de Gobierno de Mayo de 2017 en Bruselas, estos se comprometen, a más tardar en el año 2024, a destinar el 2% del PIB de sus respectivos países a gastos de Defensa. Aunque el Gobierno español ha anunciado que no podrá cumplir con este compromiso, piensa aumentar la inversión en casi el doble de la actual.
La Paz y la No-violencia
En el año 2009 participé en la Marcha Mundial por la Paz y la No-violencia impulsada por la organización humanista Mundo sin Guerras.1 A aquella Marcha que recorrió los cinco continentes, se sumaron personas, organizaciones e incluso varios gobiernos latinoamericanos que unieron sus voces pidiendo el fin de las guerras y la violencia en todo el mundo. Aunque la organización recabó numeroso apoyos, la iniciativa no tuvo la repercusión mediática que cabía esperar, pero -o quizá en parte por eso-, las propuestas y peticiones que se formularon entonces, desgraciadamente, siguen estando vigentes hoy. Reivindicábamos entonces:
– El desmantelamiento de los arsenales nucleares en todo el mundo.
– El retiro inmediato de las tropas invasoras de los territorios ocupados.
– La reducción progresiva y proporcional del armamento convencional.
– La firma de tratados de no agresión entre países y
– La renuncia de los gobiernos a utilizar las guerras como medio para resolver conflictos.
¡¡POR UN MUNDO SIN GUERRAS Y SIN VIOLENCIA!!
[1] La misma organización está promoviendo la 2ª Marcha Mundial para el año 2019.
Deja un comentario